2000 Millas de Far West
11 de Abril de 2016
Escucho a Gerry Mulligan mientras me tomo una cerveza Moosehead. Argos descansa a mi lado, echado en la alfombra. Ya están videos y fotos del viaje colgados en la web y compartidos con familiares y amigos. El cuaderno de bitácora de notas del viaje también espera sólo ya estas breves líneas introductorias para ser publicado, y con ello tratar de cerrar definitivamente la puerta a la resaca del viaje. La rutina diaria volverá a apoderarse lentamente de nuestros ritmos vitales. Hace sólo una semana que llegábamos a casa tras un viaje de esos de los que uno tarda en regresar del todo, como si parte de nuestro espíritu se negase a aceptar la realidad física y siguiera tocando las piedras y respirando las fragancias del otro espacio. Un viaje que comenzaba con el culto al aullido de Gingsberg en la ruta 66, y que terminaba con el aullido epifánico de una manada de lobos del valle de Lamar, en Yellowstone, en un brumoso amanecer inolvidable. Entre ambos aullidos, la tierra se resquebraja en los estados de Arizona y Utah, en el Gran Cañón, el cañon del Antílope o el de Bryce, el cielo se arremolina en torno a las extrañas formaciones rocosas, y el arriba y el abajo se delatan como meras convenciones humanas ante la espacialidad sin límites del universo. Sabias culturas indígenas de esta tierra de leyendas, relegadas a territorios confinados y a vivir de los turistas. Vieja historia conocida cuando uno llega de Canadá. Late en cualquier caso aún su lengua, espíritu y sabores. Se les escucha. El genocidio cultural no consiguió llevarse a cabo en su plenitud. También, claro está, se percibe la historia de la colonización de los mormones de Utah y otros europeos y yanquis, protagonistas de esa conquista del Far West que todos nos hemos tenido que mamar de una manera o de otra. Paisajes peliculeros por tanto, a tutiplén.
Ahí van pues las notas de las más de 2000 millas por el Far West. Gerry Mulligan insiste en una segunda Moosehead. No le llevaré la contraria. À la votre.
Amor y rebeldía.
Los alces hablan
“¿Por qué lloras?” y yo le dije: “Porque estoy triste”. Entonces, la criatura mágica se acercó a mi oído y dijo, tan clarito como estoy hablando ahora: “No estés triste”.
Carlos Castaneda. Viaje a Ixtlán
Lynx canadensis
This past summer I made a long trip through the Atlantic Canada. More than 6000 km driving with Argos, my faithful traveling companion. Read more …
Paseo por New Orleans
Hoy hace 10 anhos del Katrina. Las fotos son de hace apenas unos meses. La ciudad, que sobrevive desafiante sus plagas biblicas, se nos desvela llena de vida, de luz y color, siempre bajo el permanente ritmo de un jazz que invita a tomarse las cosas de forma sencilla, con calma. Read more …